As-Suiuti, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, registro de ‘Ali,
que Al-lah esté complacido con él, que él le dijo a un grupo de
personas: “¿No van a emigrarí ¿No van a ir a donde está ahora el
Mensajero de Al-lahí”. Le respondieron: “No, vamos a permanecer acá
junto con nuestras familias y en nuestras viviendas”. Entonces Al-lah,
Glorificado y Exaltado sea, reveló (lo que se interpreta en español): {Diles [¡oh, Muhammad!]: Si vuestros padres, hijos, hermanos, esposas y familiares, los bienes que hayáis adquirido (…)} [Corán 9:24].
Hicimos
énfasis en las razones que se conocen del por qué esta aleya fue
revelada, porque en ellas se encuentra el propósito de la misma, que no
es otro más que la religión y todo lo que con ella tiene que ver, debe
primar para el creyente, cuya fe es veraz, sobre todo asunto mundanal,
cuando este, por su puesto, va en contra directa de la religión. Por lo
tanto, un creyente no debe preferir un asunto relacionado con esta vida
sobre uno vinculado a la otra vida.
Además, esta aleya destaca varios asuntos importantes que es necesario aclarar, de la manera siguiente:
1)Que
el sentido que tiene el amor del siervo por Al-lah y por Su Profeta se
plasma en el cumplimiento de sus órdenes y el dejar lo que han
prohibido. Esto está representado en las sabias palabras de quien dijo:
“El que ama obedece a quien ama”. Así que el amor por Al-lah y Su
Profeta no es un simple sentimiento que se tiene y ya, sino que antes y
después de esto, es una conducta práctica que aplica el musulmán en su
diario vivir, expresada en cada movimiento que realiza, por lo que esta
es obediencia y sometimiento a la voluntad de Al-lah y las órdenes de Su
Mensajero, y un comportamiento excepcional y admirable con todas las
demás personas. Los Salaf (predecesores virtuosos) dijeron que a las
personas que alegan que aman a Al-lah nada más, Él, Glorificado y
Exaltado sea, les puso las cosas claras cuando dijo (lo que se
interpreta en español): {Di: Si verdaderamente amáis a Al-lah ¡Seguidme! Y Al-lah os amará} [Corán
3:31]. Por eso esta aleya es conocida como la de la prueba, porque lo
que demuestra que una persona en realidad ama a Al-lah, es la obediencia
de todo lo que ordenó Al-lah y Su Mensajero.
2)La aleya es clara en
señalar que el amor por Al-lah y por Su Profeta está por encima de
cualquier cosa, haciendo que todo dependa en realidad de este amor. Y
que, además, si llega a haber algún tipo de contradicción entre un
asunto mundanal y uno que tenga que ver con la vida del más allá, el
verdadero creyente debe preferir el de la otra vida sobre el mundanal.
Esto porque la religión es la base sobre la que se debe forjar la vida
mundanal, y porque la religión es el objetivo supremo y esta vida es un
medio para lograrlo.
Por otra parte, el amor por Al-lah y por su
Profeta es el patrón con el que la persona puede medir la veracidad de
su fe y la certeza que tiene. Esto lo aclara lo que explicó As-Sa’di,
que Al-lah lo tenga en Su misericordia: “Cuando un musulmán antepone un
asunto al que lo lleva sus pasiones y ego sobre uno que ha sido
estipulado por Al-lah y Su Mensajero, es una clara prueba de que esta
persona ha cometido una injusticia consigo mismo, al dejar de cumplir
con algo que es obligatorio para ella. Por lo que entre más ame una
persona a Al-lah y a Su Mensajero –como se ha explicado– notará que su
fe y certeza aumentarán, además de la firmeza en la religión”.
Algunos
de los sabios reconocidos dijeron: “Una señal de que se ama a Al-lah,
es amar al Corán. Una señal de que se ama al Corán es que se ama al
Profeta. Una señal de que se ama al Profeta es que se ama la Sunnah. Una
señal de que se ama la Sunnah es que se ama la vida del más allá. Una
señal de que se ama la otra vida es que la persona se ame a sí misma; y
una señal de que la persona se ama a sí misma es que no se apegue por lo
mundanal, y que solo aproveche de esta vida lo que le sirva para
alcanzar las bondades de la otra”.
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